El 29 de marzo del año 2012, el Pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobaba, con los votos en contra de PSOE-IU y la abstención de UPyD, el Plan de Ajuste para el Pago a Proveedores.
El Plan de Ajuste supone una apuesta por el recorte del derecho constitucional a la negociación colectiva y, por tanto, el inicio del fin de la paz social en nuestro Ayuntamiento.
El 2 de abril, la Comisión Ejecutiva de la SSI se reunía para iniciar el análisis de la situación. Una semana después, el 9 de abril, la Comisión Ejecutiva ampliada a las secretarías generales aprobaba el documento de Situación y Perspectivas. En él, tras el análisis de las medidas adoptadas se abogaba por la movilización en los siguientes términos:
“La movilización ha de girar sobre un eje principal, el constituido por el principal recorte que se oculta tras las medidas concretas: el derecho a la negociación colectiva.
La mejor forma de visualizar el problema principal es mantener clara la intención y la propuesta de negociar (…).
Debemos intentar ganar a la opinión pública: explicar el problema de la vulneración de derechos fundamentales, el problema del deterioro de los servicios públicos municipales y la subida de impuestos indiscriminada.
Han tomado las medidas descontando la respuesta sindical que presuponen inmediata y puntual. La movilización ha de plantearse sostenida en el tiempo para dar una batalla de calado e intentar ganarla (…).
La movilización ha de darse en el marco de la mayor unidad sindical posible (…)
La agresión es contra el conjunto de la plantilla: las movilizaciones han de ser abarcar al conjunto del Ayuntamiento, Organismos Autónomos y Empresas Municipales (…).
Realizar un proceso de información y consulta al conjunto de trabajadores y trabajadoras municipales (…).
Incrementar la denuncia de la política de la Administración y del Partido Popular que nos gobierna en todos los frentes: amiguismo, Libres Designaciones, salarios Altos Cargos, Directivos y Concejales, Acción Social Altos Cargos, contratación…”
“A la par que apostamos por el desarrollo de las movilizaciones, continuamos con la apuesta por la negociación colectiva: defensa Acuerdo-Convenio 2012-2015 y de los derechos sindicales.”
Acabábamos por establecer nítidamente una excepción: no negociaríamos las garantías sindicales si no era en el marco de la negociación de los restantes recortes.
El día siguiente, 10 de abril, a iniciativa de CCOO se reunían todos los sindicatos con representación municipal para acodar un primer comunicado con el que anunciar la Unidad Sindical contra los recortes del Plan de Ajuste.
También se decidió emprender una serie de movilizaciones e informar y consultar a la plantilla, y dos hitos principales: una Asamblea de trabajadores y trabajadoras y la convocatoria de una manifestación.
La información ofrecida, junto con el planteamiento abierto que animaba a que trabajadores y trabajadoras manifestaran sus ideas y propuestas de movilización, condujo a que en el edificio del Área de Familia y Servicios Sociales, en la calle Ortega y Gasset, la plantilla decidiera acudir vestidos de luto en protesta por la modificación unilateral de nuestro Acuerdo-Convenio. El viernes de esa misma semana otros dos centros municipales se sumaban a la protesta que inmediatamente, apoyada y auspiciada por los sindicatos, se
convirtió en bandera semanal de la indignación y la protesta pacífica y firme de los empleados y empleadas municipales. Un movimiento que ya se conoce en toda España como la “Marea Negra”, tras su extensión al conjunto de administraciones.
Un año después, el movimiento dio muestras de agotamiento en el entorno de las navidades pasadas. Nuevamente a iniciativa de CCOO, y tomando como referencia los acuerdos desarrollados a través de la negociación colectiva en otras administraciones, entramos en una nueva fase de la Unidad Sindical, con definición de objetivos concretos y un pacto para el establecimiento de un
marco excepcional de negociación, a la par que comprometemos el respeto de la estructura reflejada en el EBEP.
En CCOO somos conscientes de la existencia de una situación excepcional que requiere del concurso de todos y de todas. La ofensiva desatada contra la clase trabajadora es de unas dimensiones desconocidas desde la dictadura. El aparato de propaganda de los poderosos ha conseguido influir en las mentalidades de buen número de trabajadores y de trabajadoras que han creído que las organizaciones sindicales, como participantes de la estructura democrática, somos corresponsables de la crisis y de sus efectos perniciosos.
Es imprescindible que nuestra organización responda con contundencia ante cualquier atisbo de malas prácticas. Pero también que continuemos trabajando hacia el exterior de la manera más abierta y unitaria posible. Con las demás fuerzas sindicales y con los trabajadores y trabajadoras.
Junto con el bajo nivel de afiliación existente, el cambio experimentado en la legislación laboral, fruto de la ofensiva de clase, coloca a las organizaciones sindicales en una posición de manifiesta inferioridad en las mesas de negociación. Pero la más amplia unidad y la movilización pueden detener esta ofensiva. Nuestra relación con los centros de trabajo ha de ser lo más estrecha posible, objetivo dificultado por el recorte de derechos sindicales.
Sólo caminando muy cerca de los trabajadores y trabajadoras podremos salir de la difícil situación en que nos encontramos.
En este punto, también hemos de reflexionar sobre el papel de nuestra afiliación, sobre el valor de estar afiliado a CCOO. Si bien nuestra voluntad y trabajo se dirige hacia el conjunto de trabajadores de cada ámbito, nuestra afiliación ha de cobrar un papel más importante. Debemos emplear los medios de que disponemos para hacerlo posible. En ese sentido, emplear cada trimestre las horas que tenemos para reunión de afiliados debe ser un objetivo a cubrir.
Nos reafirmamos en el trabajo realizado en unión del resto de organizaciones sindicales que, a pesar de sus lógicas dificultades, se ha mostrado eficaz para la consecución del objetivo de desarrollar y mantener la protesta. La Corporación permanece en su posición de no retroceder en los recortes planteados. La fuerza de las movilizaciones ha de servir para encarar los procesos negociadores que se presenten bajo otra perspectiva. La lucha se presenta larga en el tiempo.